Vivir desde la profundidad, navegar mar adentro

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Por Estela Brioso M.

Texto Bíblico como referencia :(Lc. 5, 1-11)

En la vida, encontramos varias formas de posicionarnos y vivirla, una puede ser desde la superficie y otra puede ser desde la profundidad. Cada una, comprendo, tienen sus ventajas y desventajas.

En la superficie nos quedamos con todo lo simple, lo pasajero, aquello que tiene poca esencia y que nos impide tocar raíces profundas de las cosas y del ser. La superficie denota algo que está por encima, muy arriba, hablando en sentido general de la palabra.

Entrar en la profundidad del ser

La profundidad en su concepto amplio, apunta hacia la hondura, al fondo, algo que está hacia dentro, tan dentro que no a veces, no se ve, ni se toca, pues es muy hondo. La profundidad muestra claramente que algo ha superado el grado de superficialidad.
Entrar en la profundidad del ser nos mueve entonces, a ir hacia adentro, hacia la esencia, conectar con la fuente, con la hondura, conscientes de que esto permite vincularnos a una mayor riqueza a nivel personal.

Echen las redes y naveguen mar adentro (Lc 5, 1-11)

El texto bíblico muestra lo sucedido al acoger la invitación de bogar mar adentro, los resultados cambiaron, de no pescar nada a tener una red casi reventada de tantos peces. Esta es hoy la invitación.

Entrar hacia adentro para encontrar el sentido profundo de la vida y de las cosas. Pues solo desde las grandes profundidades salen los mejores proyectos, los buenos deseos y lo mejor de cada ser humano.  En la profundidad nace el sentido de la existencia, nace lo bello, lo noble y pleno.

Entrar mar adentro, es una invitación y una oportunidad, por eso, con una actitud agradecida, aprovechar lo que viene; pues en la superficie se toca la fragilidad, el sin sentido, los conflictos, la desconfianza, la escasez, sin embargo, en la profundidad se encuentra la plenitud y las grandes bendiciones salen de allí.

Al echar las redes, encuentro sentido, conecto con la dimensión del Ser, y con eso se abren otras puertas que conducen hacia la realización personal, a poner punto de inicio y continuidad al proyecto y propósito de vida, en fin, en la profundidad está el amor, la grandeza y la paz.

«Vivir desde la profundidad lleva a conectar con la esencia de las cosas».

Así como la oruga saca desde lo más profundo de su ser la más bella mariposa, así cada un@ puede sacar lo mejor que tiene para aportar a un mundo mejor, a una sociedad más en paz y a una familia más complementada.

Ser entes de profundidad aporta a una cultura de paz, y esta cultura de paz abre paso a la equidad en las relaciones, a la comprensión de lo diferente, al orden que se necesita para convivir, abre puertas para avanzar hacia lo que todos y todas necesitamos y merecemos, responsabilizarnos de nuestros deberes y tener constantemente suplidos nuestros derechos.

Ser personas de profundidad, genera un gran aporte a la sociedad y al mundo, cuando eso sucede nos ahorramos los conflictos, los aprietos y distorsiones emocionales, y las guerras pequeñas y grandes.

La invitación a echar las redes mar adentro PARA…

– Vivir mejor
– Ser personas de paz y profundidad
– Tener lucidez y compromiso en el actuar cotidiano
– Aportar lo mejor de nosotros a esta historia que nos toca hacer
– Dar lo mejor y recibir lo mejor
– Dejar una huella de positividad en el mundo
– Dejar el legado de la paz y el bienestar
-Ser personas de profundidad conlleva a vivir en paz.

Ahora es la hora, apostemos a la profundidad y los resultados serán plenos. Pues estamos conscientes de que el mundo necesita personas que pasen de la superficie a la profundidad.