Todo llega a su tiempo (Eclesiastés 3,1)

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Por Estela Brioso M.

Septiembre 30, 2108 – Cada cosa tiene su tiempo bajo el sol, pues, hay una sola vida, una sola etapa de cada momento, un solo momento correcto, un solo instante donde cada uno es aquello que jamás se volverá a repetir, y así es la vida.

En todo momento, una sola cosa quiero

En todo momento, una sola cosa he de ser y es estar atento de lo que es, de lo que quiero y de lo que busco.

Quiero poder tener una palabra de apoyo y aliento, una palabra de consuelo, un consejo de luz, ahora quiero encontrar cuando busque, dar lo mejor de mi existir en cada tiempo, a favor de los demás.

Todo el que busca, encuentra, entonces, todo el que encuentra ha de seguir buscando.

Hay un tiempo para sembrar y otro para recoger

En el tiempo para sembrar, se puede cultivar todo lo que es necesario, así, el padre y la madre invierten un tiempo precioso en sus hijos, siembran vida, valores, costumbres con la esperanza de que un día podrán cultivar todo lo sembrado, ellos, los padres buscan dar lo mejor de sí, con tal de que la siembra en cada hijo sea significativa, por eso, no basta con sembrar, es necesario ver qué y cómo se siembra, además de saber el tiempo en qué se hace.

El tiempo de recoger lo sembrado tiene su importancia, pues de no saber hacerlo, en vez de recoger, lo que sucede es que se aborta el cultivo; si sembrar exige de toda una maestría, recoger es todo un arte, y si se hace bien, entonces, se ha ganado doblemente.

Aprovechar los tiempos

El tiempo es la vida, de modo que, si se aprovecha el tiempo, se está aprovechando la vida, y al hacerlo se brinda honra y se muestra valor por ella, y de esa manera se encamina el ser a valorar el tiempo, la vida, las cosas, con tanta fuerza que esto mismo se convierte en un bien muy preciado.