Integrar a la madre en nuestra vida permite vivir a plenitud

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Durante el mes de mayo se celebra o conmemora el día dedicado a honrar la vida de la madre. Es un día para recordar a este ser que ha sido el canal para la existencia de un hijo o hija. Y si bien es cierto que, todos los días son de las madres, el tener un día para honrar este acto heroico y de gran amor, es de suma importancia.

La persona más cercana y adentrada que todos los humanos hemos tenido, es la propia madre, pues en ella nos formamos y nos desarrollamos, convirtiéndonos en carne de su carne, sangre de su sangre y piel con su piel, esta unión será para toda la vida, pues es la relación más profunda que tenemos, con la cual se creará la base para todas las demás relaciones.

¿Cómo se desarrolla esta relación?

Como es sabido por todos, por medio del cordón umbilical la madre nos pasa todo lo que alimenta y sostiene esa vida que crece dentro de ella. Por medio del mundo emocional de la madre, muchas cosas irán quedando grabada en las propias memorias del hijo o hija.

Mélanni Klein, en su estudio psicoanalítico sobre las relaciones objetales, explica que, luego del nacimiento, el niño o niña va integrando como objeto positivo o negativo a las personas que están más cerca de él o ella, y la figura de la madre es vital, pues por medio de la lactancia se va dando ese proceso de integración de ella como objeto bueno o no.

De ahí, que la importancia de la lactancia no sólo está en el alimento como tal, sino también y muy importante, en el contacto que se da entre la madre y el hijo, pues va a depender mucho de esto, que el bebé integre una madre nutridora o una madre destructora.

¿Qué toman los hijos e hijas de la madre?

Berth Hellinger, en su planteamiento centrado en la Teoría Sistémica y en las Constelaciones Familiares dice que, los hijos e hijas toman de la madre los siguientes elementos: la autoestima o valoración personal, la confianza, la conexión con la vida, la salud, el éxito y el dinero, la intuición para seguir el llamado del corazón. Todo esto permite vivir una vida en conexión con la esencia de la misma, abriendo caminos para continuar con fuerza el camino de la vida.

Cuando una hija o hijo no ha podido tomar a la madre con todo lo que es, dice Hellinger, la vida se vive con cierto desarraigo, es decir, le falta esa energía para cuajar las cosas y los proyectos que le llevarán a adquirir como dice A. Maslow, en la jerarquía o escala de bienestar, la realización humana.

 Mostrarse pequeño frente a la madre

Mostrarse pequeño frente a la madre, no significa para nada falta de crecimiento físico o emocional, al contrario, para desarrollar esta actitud, es preciso mostrarse crecido y con maduración interna, para poder hacer el movimiento de vinculación y mirada jerárquica frente a quien dio la vida.

Para tomar a la madre es preciso desarrollar estas actitudes, según lo plantea Hellinger, dejar ser a la madre, es decir, dejar de culparla por nuestros traumas o fracasos, respetar lo que ella representa, pues ella es la grande, porque fue quien nos trajo a la vida, tomar todo lo que nos han dado por medio de ella, permitir que se encarguen de sus asuntos sin interferir, en fin, comprender que la madre es mayor, pues vino primero a la vida, fue el canal o instrumento que el creador ha elegido para que estemos presentes en esta historia.

¿Qué nos aporta darle el lugar que merece madre?

Tomar a esto ser con el que tenemos un vínculo tan profundo, nos permitirá estar enteros, completos por dentro, centrados en sí mismos, enfocados en aquello que nos realiza, eso que nos permite ser únicos, diferentes e importantes.

Tomar a la madre nos da el éxito que merecemos, y nos permite ser testigo de que merecemos vivir plenamente y que hemos venido a este mundo con un propósito, y al concretarlo damos honra a nuestra madre. ¡Feliz día madre!