Por Miguel Núñez (www.porsucasusa.org)
Estudiosos y líderes de diferentes áreas coinciden en que la década de 1960 fue la bisagra sobre la cual giró la civilización. Desde entonces, grandes cambios han ocurrido y la descomposición social de cada década parece haberse construido sobre la descomposición de la década anterior. Hoy nos encontramos frente a esta revolución sexual. Vimos la rebelión de los hippies de los años 1960, luego la revolución sexual de la década del los 1970; y la década del poder en los años ’80. Finalmente, nos encontramos en este nuevo milenio con una revolución sexual sin base bíblica ni científica que ha venido avanzando con gran velocidad; una revolución sexual sin precedentes. ¿Qué puede hacer el hombre pensante de hoy cuando la sociedad pretende definir sus bases, sus valores, en términos de sentimientos?
Ese hombre necesita volver a retomar la razón y aquellos que creemos en Dios necesitamos volver a retomar la Palabra de Dios y nuestra fe, y confiar en Él y desafiar la misma revolución que hoy quiere aplastarnos.
Preguntémonos: ¿Qué se desestabilizó? Volvamos a los valores que en aquella ocasión le dieron dicha estabilidad. Desafiemos la revolución y a aquellos que la están promoviendo. Pero hagámoslo basados en la razón y en la forma como Dios diseñó a la humanidad para que funcionara.