Violencia contra la mujer desde la mirada sistémica

0
1389

En el programa Tiempo del Alma que produzco y conduzco a través de la emisora web pregonlatinoradio.com, tuvimos como invitada a Jacqueline Santos, especialista en Procesos Existenciales, terapeuta holística, energía universal con quien abordamos este tema y sus implicaciones en la República Dominicana desde lo sistémico, un conversatorio interesante que ahora reproducimos para Pregón Latino Revista, donde podemos entender el porqué ocurre la violencia hacia la mujer, los patrones ancestrales y por qué las políticas públicas fallan.

 

¿Por qué en República Dominicana se mantienen altos los índices de violencia contra la mujer, aún en niveles socioeconómicos altos? ¿Qué es lo que no vemos?

Es visceral. Al hombre se le nubla la razón y hay una total ausencia de control que lo lleva a cometer el hecho. Por lo que ese hombre atacaría a cualquier pareja que esté con él, porque el problema lo tiene él.

Desde la preponderancia que históricamente se le ha dado al hombre en el aspecto socioeconómico, político y cultural, él siente que la mujer debe subordinarse a sus demandas. Él asume que la mujer le pertenece y que le debe obediencia. Que su deber consiste en dedicarse al hogar y a los hijos y a ser una persona pasiva. Cuando la mujer no responde a estos estereotipos, el hombre se descontrola y actúa con violencia. Lo que desea es terminar con la vida de esa mujer como venganza y represalia. Verla indefensa y doblegada, humillada, acabada.

El hombre genera una dependencia inconsciente de la mujer y cuando esto sucede él se llena de rabia, resentimiento hacia ella y lo manifiesta como todo lo contrario y con quien arremete es contra su mujer, contra su pareja, porque siente que si se libera de ella, también se va a liberar de esa impotencia que lleva por dentro y nos preguntamos si el hombre que se suicida después de acabar con la vida de su pareja ¿es porque siente culpa? Ante la mirada de todos puede parecer que así es, pero no, no es así, no es por culpa. Sucede por la dependencia e impotencia que él siente con respecto a su mujer.

“Si el hombre que se suicida después de acabar con la vida de su pareja ¿es porque siente culpa? Ante la mirada de todos puede parecer que así es, pero no es por culpa. Sucede por la dependencia e impotencia que él siente con respecto a su mujer”

El hombre no piensa en los hijos que deja en la orfandad. El hombre no piensa en la familia. El hombre no piensa en las consecuencias a posteriori. Al hombre se le obnubila la consciencia, y estos rasgos claramente describen a un hombre narcisista y analizando este tema en los diferentes estratos vemos que en los niveles socioeconómicos altos , también se da el maltrato. El hombre se siente ser el macho alfa, que suple económicamente de todo lo que materialmente necesita la mujer. Él entiende que con la tarjeta Black o Centurión, el Mercedes y una falsa apariencia de familia feliz, es un pagaré firmado por la mujer “hasta que la muerte los separe”. Mientras él anda por ahí con su doble vida, por su lado la mujer no quiere dejar sus comodidades, teme perder los privilegios que le dispensa y su estatus social y el miedo a quedarse sin nada la lleva a guardar silencio, a mantener las apariencias y a soportar cualquier tipo de desconsideración.

“En los niveles socioeconómicos altos , también se da el maltrato”

En la clase media, por su lado, la pareja vive el día a día, sorteando los obstáculos que se le presenten. El hombre también suele llevar una doble vida. La esposa y los hijos, la amante, a veces dos amantes y aparte flirtea con otras mujeres. Cuando la mujer, su esposa se le enfrenta, ahí viene el problema. El hombre no puede con tanto en su cabeza, pero el machismo y el narcisismo no le permiten ceder, bajar la frecuencia y llevar una vida tranquila con su familia. Él entiende que esto sería una señal de debilidad.

En la clase social baja existen más problemas y presiones aún. El hombre sucumbe ante los compromisos familiares que no puede cumplir. En tanto, se ahoga en vicios y malquerencias.

“En fin, el narcisismo, la desigualdad, el afán de dominar y controlar a la mujer, los celos, la presión económica, son los elementos que sirven como detonante ante la mayoría de feminicidios que ocurren, sobre todo, en países subdesarrollados como el nuestro”

La mujer no se siente protegida. La mujer tiene miedo a denunciar y que la maten y de cualquier modo la matan si están conviviendo con un hombre con problemas. La solución es denunciar ante el primer intento, ¿pero, contamos con leyes tan sólidas que la mujer se sienta tranquila al denunciar? La mayoría de feminicidios que han ocurrido recientemente provienen de casos en que los hombres ya habían sido denunciados y es que, el Estado, las instituciones jurídicas y legislativas de nuestro país no cuentan con la estructura debidamente funcional, no cuentan con un plan sólido que le pueda asegurar a la mujer que está enteramente protegida ante su verdugo, sobre todo, en un plan de seguimiento cercano.

¿Por qué se repite en las familias? ¿Es sistémica?

Todo hecho que se repite dos o más veces en un sistema familiar, sin duda alguna, es sistémico. Todo hecho trascendente cometido en circunstancias poco usuales también es sistémico. Sistémico, significa que afecta a todo y a todos, es como un eco, una repercusión, una reacción en cadena, imaginen el efecto dominó, si colocamos una hilera de fichas de dominó en una superficie plana, lo que suceda con la primera ficha va a desencadenar una reacción sobre todas las demás fichas, como consecuencia de una fuerza exterior, si se cae la primera ficha de la fila, se va a repetir el mismo movimiento en las demás, habrá una caída sucesiva en cada una de las fichas, una va a voltear a la siguiente y lo mismo sucede con nuestro sistema generacional en todos los aspectos, en el plano físico, emocional, espiritual, mental y el etéreo, que es lo que usualmente no controlamos.

Si estudiamos el árbol genealógico de una familia donde ocurre un feminicidio puedo asegurar que vamos a encontrar que no es la primera vez que sucede y es que de nuestros antepasados heredamos no sólo el ADN, el apellido, los rasgos físicos, también heredamos sus conflictos y temas irresueltos, y la violencia contra la mujer es una de esas situaciones que el árbol genealógico hereda: la tatarabuela que aguantó todo tipo de infidelidades y malos tratos de su marido y ella callada por no divorciarse, porque el sistema de esa época no permitía el divorcio, o bien por no dañar la reputación de la familia, consideraba ella, entonces guardaba silencio, o por los hijos, porque no tenía otro medio de sustento que el que el esposo le propiciaba o por la razón que fuera. El maltrato que recibía ese ancestro se va a seguir repitiendo en las mujeres que de ella descienden, eso va a seguir repitiéndose, generación tras generación.

“Si estudiamos el árbol genealógico de una familia donde ocurre un feminicidio puedo asegurar que vamos a encontrar que no es la primera vez que sucede y es que de nuestros antepasados heredamos no sólo el ADN, el apellido, los rasgos físicos, también heredamos sus conflictos y temas irresueltos”

¿Por qué se repite? Porque la voz de ese ancestro clama por sanación, por liberación, por justicia, por el silencio, por el sufrimiento guardado, que probablemente trajo como consecuencia la muerte y esa alma aún continúa encadenada a ese final violento que provocó que desencarnara de este plano terrenal de una forma abrupta y repentina. Esa alma no descansa en paz, esa voz ancestral se ha convertido en un eco que retumba en todo el linaje y hasta que no se libera va a continuar resonando, manifestándose, repitiendo el mismo hecho o similar, como un modo de llamar la atención y que se reconozca lo que sucede en ese sistema ancestral.

¿Cómo se sana esta herida tan repetida y que ahora se vive desde los más tiernos años y que incluso se culpabiliza a la mujer de lo que sucede?

Para sanar esos traumas que trascienden lo físico, debemos ir a la raíz, a ese punto ancestral donde se generó la situación, a desatar ese nudo que se ha ido formando generación tras generación, esos vínculos que han estado limitando, impidiendo que los miembros de ese sistema avancen con libertad y armonía, porque los ata un hecho que no ha sido liberado y hasta tanto no se sane va a continuar repitiéndose como un eco en la actual y futuras generaciones.

Para sanar, debemos recurrir a herramientas que liberen lo que ya está en nuestro sistema celular, como la Sanación Intergeneracional, las constelaciones familiares, las regresiones, son muy efectivas, -los procesos regresivos-, recurrir a herramientas energéticas, asistencia espiritual, mucha oración por liberación del árbol genealógico, ejercicios de perdón y aceptación. Una aceptación a nivel de almas. Y no se debe acusar a la víctima ni convertirla en culpable.

NADA justifica un feminicidio, nadie tiene derecho a arrebatar la vida de otra persona. El maltratador, el violador, el asesino no necesita provocación. Ellos ya vienen con sus cargas kármicas, que también arrastran de su sistema ancestral. Cabe señalar, que la culpabilización a la mujer data de cuando Eva y la manzana. Desde allí se considera a la mujer como pecadora y desde la creación del hombre, la mujer es un apéndice, según esta teoría. Ya tú sabes con todo lo que ha tenido que lidiar la mujer en todos estos siglos. Algo importante también es no excluir a ningún miembro de la familia.

Hay muchos sistemas que esconden situaciones como hijos ilegítimos, amantes, una vida paralela. Cuando existen estas condiciones en el sistema, se produce un movimiento que desencadena en una situación posteriormente lamentable. Para que una familia fluya armoniosamente, su árbol genealógico debe mantenerse limpio, en armonía y sincronía, sin secretos, ni manipulaciones.

¿Qué aspectos hay que trabajar en la parte masculina ya que normalmente solo se aborda la parte de la víctima?

Los hombres en nuestra sociedad se les ha educado para que sean eminentemente machistas y egocéntricos. El que tiene la fuerza, el que manda y debe demostrarlo, porque si no, no es hombre, él es el que provee y dispone todo. Esta es nuestra realidad.

Tradicionalmente se ha establecido una diferencia muy clara, entre hombres y mujeres, hay una brecha de desigualdad. Y discriminación muy grande aún, entonces hay que desprogramar la codificación que por siglos se ha mantenido y que el hombre sigue repitiendo como un modelo a seguir.

Al hombre hay que educarlo para que sea más empático y menos narcisista, que sea más considerado, respetuoso, que entienda correctamente que el término “proteger a su mujer”, a su pareja, no significa que sea su verdugo, sino su compañero, que comprenda, que no se trata de una lucha de poderes, ni competición, sino de compartir buenos y malos momentos, vivir juntos experiencias enriquecedoras y que prime el respeto mutuo, involucrarlo activamente en las tareas cotidianas, en la crianza de los hijos, que los deberes sean compartidos con amor, enseñarle el autocontrol, que dedique más tiempo a relajar su cuerpo y su mente, a atemperar sus emociones e impulsos.

“Al hombre hay que involucrarlo activamente en las tareas cotidianas, en la crianza de los hijos, que los deberes sean compartidos con amor, enseñarle el autocontrol, que dedique más tiempo a relajar su cuerpo y su mente, a atemperar sus emociones e impulsos”

El hombre tiene una energía Yang, esa es una energía de impulsividad, de competición, es una energía de puro fuego y ebullición, entonces esa temperatura hay que bajarla para que no explote, por su lado la mujer es Ying, es una energía más suave y sutil, por lo cual ambos deben complementarse, no atacarse, para sanar esa situación tan fuerte que está envolviendo a muchos hombres y que los lleva a maltratar a la mujer.

El hombre debe establecer un contacto íntimo con su yo interno y preguntarse:

  • ¿Por qué es violento?
  • ¿Por qué es agresivo?
  • ¿De dónde viene esa agresividad?
  • ¿Acaso le faltó el amor, le faltó              protección?
  • ¿En qué punto de su sistema ancestral lo maltrataron?

Permite sanar esas heridas, permite sanar tu sistema ancestral, con amor, con perdón. Canaliza tu violencia sin maltratarte a ti mismo, ni agredir a otros. Practica un deporte que te permita sacar ese exceso de energía que está dentro de ti y busca ayuda profesional.

 

¿Cómo se sanan ambos aspectos, mujer, hombre?

Conciliándose

Cortando esos ciclos

A continuación voy a dar unas herramientas que va a ayudar a sanar, a liberar esos nudos ancestrales que no permite que los que componen el árbol genealógico vivan sus vidas en paz.

Veamos la situación desde el perpetrador, desde el verdugo

-Aquí debe aceptar desde su corazón y de su alma que lastimó, que hizo daño a la otra persona.

-Debe realizar ejercicios de perdón, de arrepentimiento real ante este hecho y la afirmación de liberar ese comportamiento en su sistema ancestral (si el perpetrador no está en este plano terrenal, un ascendiente o un descendiente directo de su árbol genealógico lo puede representar.

Visto desde el ángulo de la víctima: Debe de haber aceptación y perdón. Aceptar que le tocó vivir esta dolorosa experiencia como parte de su destino. Perdonar y liberar desde su alma.

VISTO DESDE AMBAS PARTES

HOMBRE-MUJER / VÍCTIMA-PERPETRADOR

-Mirarse a los ojos, reconociéndose sin rencor, sin resentimientos, ni venganza.

-Conciliarse, perdonarse, liberar, propiciar la paz.

Este proceso de sanación y liberación se puede hacer en presencia de un guía espiritual que modere el movimiento. También la persona lo puede hacer a solas y/o con otras personas de su linaje que estén en la misma frecuencia de sanar y liberar. Deben elegir un espacio adecuado donde puedan relajarse, que haya silencio y privacidad. Es conveniente que previo a, se realice alguna meditación o ejercicio de silencio y relajación, puede ser el rezo del Santo Rosario o algunas oraciones que le ayuden a alcanzar un grado de relajación y conexión con su ser interno.

¿Cómo crees Jacqueline podría restablecerse el sitial de la mujer en la sociedad, el equilibrio, el respeto?

Vamos por lo urgente que es frenar la situación que en este momento está descontrolada. Los feminicidios en nuestro país, se han convertido en un flagelo. Estamos ocupando el segundo lugar en violencia de género a nivel de toda Latinoamérica, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y del Caribe. de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Los números son alarmantes y no paran de suceder casos. De modo que esta es una situación que debe parar cuanto antes y la manera de hacerlo es que el Estado y la sociedad se involucren activamente en buscar soluciones. Tomar medidas drásticas que ayuden a prevenir la muerte y el maltrato de la mujer en manos de su verdugo. Empoderar a una o más instituciones a dar el seguimiento adecuado ante una denuncia por agresión.

El tema no es poner preso a un agresor y liberarlo, porque se retiró la denuncia, se deben realizar estudios psicológicos a la víctima y al agresor y considerar si este agresor está en condiciones emocionales y mentales como para salir libre. Un homicida se reconoce. En una institución de análisis sólo tienes que mirar sus ojos y sus gestos, ¡o es que en este país no existen profesionales que puedan detectar eso!

Se deben crear, continuar creando planes de ayuda para las mujeres maltratadas, planes funcionales y lugares decentes donde puedan alojarlas, que esto sea real, que no lo pinten como proyecto y no funcione. En países desarrollados, esos planes funcionan muy bien, pero es que aplican mano dura con los agresores.

Seguridad y apoyo es lo que necesita la mujer víctima de violencia de género, que las leyes funcionen cuando se necesite, que no haya padrinazgos para el agresor. Una mujer permanece en una relación de maltrato no es porque le guste, se queda ahí porque siente miedo, se siente desprotegida.

La manera de cuidar la integridad física de la mujer, la manera de parar la violencia contra la mujer se llama prevención. Y en lo sucesivo debe establecerse un compromiso entre la sociedad civil, política, empresarial y gubernamental para que se genere y se apliquen las leyes y proyectos que fomenten la igualdad de género. Asimismo afrontar y dilucidar las diferentes maneras discriminatorias que enfrentan las mujeres en su día a día, que se formen más organizaciones de apoyo a la mujer con línea abierta 24/7 y la mujer debe denunciar ante el primer intento de agresión que muestre su pareja.

Los orígenes de la violencia hacia la mujer en República Dominicana, muchos aseguran vienen desde la época de la colonia ¿Coincides en este dato y qué habría que trabajar desde el aspecto ancestral?

Sí, recordemos que los indígenas residentes en estas tierras eran esencialmente pacíficos. Vivían en paz con sus riquezas naturales, no necesitaban nada más de lo que tenían, las cosas dan un giro a partir de 1492, cuando se nos usurpa por la Corona Española, perdón, cuando se nos conquista por la Corona Española.

Al llegar Colón a nuestras tierras, acompañado de todos aquellos reos que componían su equipo, porque no eran filántropos ni poetas, vamos a estar claros, eran presidiarios , delincuentes que guardaban condenas en cárceles europeas, -porque la corona no iba a arriesgarse a embarcar a hombres valiosos a realizar esa travesía tan larga y además le iba a salir demasiado costoso en oro-, ahí empezó el maltrato a las mujeres.

Los hombres que trajo Colón se volvieron locos con la belleza de las indígenas de estas tierras, las sometían, violaban, las mataban; estas vejaciones logramos verlas a través de procesos regresivos que hemos realizado, que de hecho he publicado sobre estos temas. En fin, Colón luego trajo mano de obra africana tanto hombres como mujeres y ahí nace la esclavitud. A las mujeres se les destinaba a labores domésticas y a la reproducción, a trabajos forzados, a servir de objeto sexual, o sea, Cristóbal Colón y la corona fueron los precursores de la explotación sexual en esta isla. De ahí también nace la mezcla mestiza que nos caracteriza -indígena-español-africano.

“Deben trabajarse los inicios de violencia, desde el momento mismo que nos colonizaron, de manera individual acorde al caso y de manera nación, porque definitivamente esta situación como otras que se generaron con la colonización, subyacen en las entrañas de estas tierras”

La culturización y la administración venía impuesta por la corona y la corona misma denostaba a la mujer. En esa época el hombre era el amo, el administrador de las tierras y la mujer estaba sujeta a los caprichos del hombre, aún si era la señora de la casa, le correspondía guardar silencio y obedecer lo que decía el amo, el marido, el señor, no existía la equidad, entre hombres y mujeres. Las relaciones de pareja estaban basadas en el patriarcado, la mujer estaba subordinada al hombre, las esclavas eran sometidas. La mujer no tenía voz, ni decisiones y la legislación de la época, incluso la iglesia, justificaba las acciones desfavorecedoras del hombre en contra de la mujer, si esta no le obedecía. Entonces, deben trabajarse los inicios de violencia, desde el momento mismo que nos colonizaron, de manera individual acorde al caso y de manera nación, porque definitivamente esta situación como otras que se generaron con la colonización, subyacen en las entrañas de estas tierras.

¿Entiendes que la educación es clave para enfrentar este flagelo?

Sí, definitivamente. Un pueblo con educación se aleja del primitivismo y por tanto sus niveles de violencia se reducen. La ignorancia se erradica educando y empoderando. Por tanto, es un elemento clave para acabar con la violencia contra la mujer.

A través de la educación podemos lograr que la visión patriarcal cambie y que se reconozca a todas las personas iguales en derechos, condiciones y dignidad. Tendríamos una sociedad más pacífica y definitivamente los feminicidios se reducirían de manera significativa.

La educación debe ser un compromiso de toda la sociedad, educar en valores, enseñar a nuestros hijos costumbres y normas conductuales correctas y coherentes, no fomentar el machismo y el narcisismo en el hombre, ni en la mujer, no reforzar el victimismo en la mujer.

“Si en casa se educa para que ese niño no se convierta en un maltratador, se le ayuda a fortalecer el autocontrol y a la mujer para que aprenda a decir no, a tomar decisiones cuando sea necesario, fortaleciendo su autoestima…si la escuela, la sociedad y los gobiernos refuerzan este concepto, la situación cambia”

Si en casa se educa para que ese niño no se convierta en un maltratador, se le ayuda a fortalecer el autocontrol y a la mujer para que aprenda a decir no, a tomar decisiones cuando sea necesario, fortaleciendo su autoestima…si la escuela, la sociedad y los gobiernos refuerzan este concepto, la situación cambia. Y la mujer debe priorizar su educación, sobre todo, cursar estudios superiores, esto le permitirá empoderarse y la coloca en igual posición que el hombre.

 

Jacqueline Santos, especialista en Procesos Existenciales, terapeuta holística, energía universal