Pedagogía del encuentro, un bálsamo para tiempos de individualismos

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El texto bíblico de Lucas 1, 39 -56, en el cual narra el encuentro de dos mujeres, madres de dos grandes hombres de la historia de la salvación, María, madre de Jesús de Nazaret e Isabel, madre de Juan El Bautista, inspira a recrear la llamada pedagogía del encuentro.

El encuentro va en dirección de entrada y salida

Cada vez  que  se gesta un encuentro entre dos personas,  se crea  una  doble vía, donde cada persona toma algo de la otra. Y en ese sentido, se abre una dinámica donde las vidas se entrecruzan, se vislumbran y se conectan.

Y ¿Qué es el encuentro? Según lo define el diccionario tiene que ver con la acción de la coincidencia o reunión de dos o más personas o cosas en un mismo lugar. Se da cuando  un conjunto de personas se reúnen.

Sin embargo, en este caso queremos hacer énfasis en el encuentro que crea una fecundidad, que abre puertas, que lidera diálogos, ese tipo de encuentro que  arma un espacio donde se es capaz de poner en común la vida y sus valores.

De la pedagogía del encuentro sale el encuentro fecundo

La pedagogía del encuentro genera un fecundo arte, creado a través del coincidir, pues resalen los yo soy de cada uno, y queda contenido algo del otro en mí y algo de mí en el otro. Y en ese ir y venir nos vamos haciendo camino, destino, sendero, experiencia, convivencia, pueblo.

El encuentro fecundo sale del unir vidas en propósitos similares. Con fines afines,  y muchas veces diferentes, y con un mismo saber y sentir que trasciende esas diferencias.

Hoy día nos hace mucha falta practicar el arte del encuentro. Ese encuentro que nos abre el alma hacia el otro, hacia la otra, a través del cual se  moviliza la vida y con ella todo lo que era estéril o seco, renace, se recrea, se vuelve verde y da frutos.

El encuentro es un bálsamo para tiempos de individualismos

¿Qué necesario se hace hoy ayudar a gestar la práctica y el arte del encuentro? De un encuentro que trasciende prejuicios, murallas, etiquetas, individualismos, “sálvese quien pueda”, en fin, un encuentro libre, ese que hace germinar la vida y la esperanza. Sabiendo que, desde esa forma de coincidir brotan todas las demás maneras de ser y hacer.

Este arte de acercarse a otros genera el nosotros, disminuye  los individualismos, que tanto nos roban la riqueza de caminar una milla más  con la otra presencia, la que nos hace sentirnos acompañadas/os.

Pedagogía del encuentro en Lucas 1, 39 -56

Hablar de Pedagogía del encuentro es introducir la posibilidad de creer en la persona y en su capacidad de crecer, sin renunciar a las exigencias de una relación educativa, autorizada y propositiva. Un encuentro que considera a la persona como sujeto y protagonista de su propio crecimiento. Hablar de esta pedagogía es hacer referencia a una opción antropológica y metodológica que tiene como fin el crecimiento de las personas.(cf. Javier Gustavo Rio).

Lucas, hace un acercamiento a esta pedagogía y con la presencia de estas dos mujeres y por medio de su encuentro muestra un tejido que expone claramente elementos que modelan el arte del encuentro:

Salir de sí mismo/a e ir en pos de la otra o del otro

Ponerse en camino sin excusas que impidan hacer la trayectoria

Estar en sintonía con la urgencia o realidad que vive el encontrado/a

Abrir las puertas del alma para crear la sinergia del encuentro

Manifestar la alegría por la riqueza que genera encontrarnos

Recoger todos los frutos y agradecer lo que va surgiendo en este acompañarnos

Sentir con la persona que se está dando el encuentro

Trascender prejuicios, diferencias, posiciones y realidades

Tomar toda la presencia del encontrado/a y ofrecer la propia

Abrir nuevas posibilidades de existir desde el poder entrar en contacto con el mundo de la otra persona, sabiendo que es tan profunda la experiencia,  que la gratitud no se deja esperar y se expresa en la danza del alma. Y de una manera hermosa, Lucas en su texto lo recoge diciendo por boca de María: “Proclama mi alma la grandeza de Dios”…