La mujer como copartícipe de su propia trampa.

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Por Loren Carrasco
Estudiante de Periodismo de la UASD

A través de los tiempos en distintos sectores de la sociedad se ha visto el género femenino cosificado sexualmente. La cosificación sexual ocurre cuando se ve una persona como objeto, debido a que se han separado los atributos sexuales y la belleza física del resto de la personalidad y han reducido los atributos a instrumentos de placer.

Cuando el sexo opuesto ve las mujeres de manera lujuriosa, desarrollan una visión errónea de todas las mujeres, esta acción en la mayoría de los casos termina trayendo repercusiones.

En los medios de comunicación y la publicidad es donde más se produce este efecto, puesto que presentan a la mujer como un ente seductor, ya sea para tener altos estándares de rating o en el caso de la publicidad para vender o comercializar un producto.

Ejemplo de publicidad donde la mujer es vista como objeto sexual.

Según la revista científica de Educomunicacion, en la actualidad el sexo y el erotismo han cobrado bastante protagonismo, se está haciendo uso de la publicidad subliminal o inconsciente en donde se ausentan los principios morales.

Un estudio publicado en European Journal of Social Psychology (Revista Europea de Psicología Social), explica la inclinación a ver a las mujeres como objetos sexuales. Los científicos afirman que no es sólo el cerebro de los hombres es el que percibe de esta forma. También el de las mujeres se comporta así.

Los investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln creen que los hombres lo hacen porque están buscando parejas potenciales. Y para las mujeres es una forma de compararse a sí mismas con «la competencia» según la profesora Sarah Gervais, psicóloga que dirigió el estudio. Continuamente se escucha que las mujeres son reducidas a sus partes corporales sexuales.

Este ejemplo se puede percibir en los medios de comunicación, y de esta manera se reeduca a la población para seguir esta misma línea. Mayormente las mujeres utilizan estas áreas para desarrollar su talento o como medio de subsistir pero en todos los casos terminan siendo las más afectadas ante la sociedad en donde son humilladas, desvalorizadas y vistas como objetos de consumo.