La difícil vida de las mujeres en el mundo árabe

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Un hombre puede violar a una mujer y usar como pretexto que la víctima usaba una vestimenta muy provocativa y con “provocativa” se puede referir a no llevar un nicab y este argumento sería válido para un juez.

 

Por Jessie Cepeda De Jesús

Jessie Cepeda De Jesús
Estudiante de Periodismo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo

La mujer en los países árabes es conocida por tener una vida más difícil que aquéllas que habitan países con culturas cristianas u occidentales, donde de todas formas sufren discriminaciones, abusos, son tratadas como ciudadanas de segunda clase, su existencia ha sido reducida a reproducirse y limpiar la casa, y tienen toda la historia luchando por sus derechos. Sin embargo, para colmo, todo esto se agrava si vives en países islamitas.

En Arabia Saudita, por ejemplo, las mujeres tienen prohibido ir a algún lado sin la compañía de su marido o familiar varón como hermano o padre. Este tutor recibe el nombre de mahram y además tiene a su cargo autorizar que a la mujer se le otorgue un pasaporte o permiso para viajar.

Desde el 2017, las mujeres saudíes ya no necesitan el permiso de algún hombre para ser ingresadas a estudiar a una universidad, tener un empleo o hacerse una operación. Todo esto gracias a la infatigable lucha de activistas femeninas por sus derechos. Sin embargo, en el caso de que una fémina necesite acudir a un destacamento policial, debe ir acompañada de su mahram para que atestigüe en su nombre, lo cual impide a la mujer denunciar al tutor si está siendo abusada por él. No obstante, la mayoría de las mujeres defienden seguir estando bajo el amparo de un varón.

En septiembre del año pasado, el rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulaziz, anunció que a partir del verano pasado las mujeres tendrían el derecho de conducir automóviles pero todavía bajo el consentimiento del mahram. Esta lucha por el privilegio a manejar se viene dando desde finales del siglo pasado.

Las mujeres tiene prohibido usar el transporte público, apenas pueden subirse al tren de Riad pero al final del recorrido deben disponer de un carro privado. Además, las mujeres no son permitidas en la mayoría de las empresas de autobuses, lo cual las obliga a caminar largas distancias. Es incluso visto como una indecencia que una mujer detenga un taxi sin la compañía de un hombre.

Las mujeres deben cubrir todo su cuerpo cuando van a salir de sus casas, con exclusión de sus manos, pies y rostro. La vestimenta consta de una abaya, la cual usualmente consiste en una bata larga y negra, y un hiyab, el cual es una especie de velo que cubre su cabeza y cuello. La tela tiene que ser áspera y la ropa bien holgada para que no se destaque la silueta femenina. En algunas regiones más extremistas, se exige que la mujer use un nicab, el cual es un tipo de hiyab que cubre además la cara y solo posee un orificio horizontal para permitir la visión. Un hombre puede violar a una mujer y usar como pretexto que la víctima usaba una vestimenta muy provocativa y con “provocativa” se puede referir a no llevar un nicab y este argumento sería válido para un juez.

Las mujeres saudíes, al igual como ocurre en República Dominicana, tienen más presencia que los hombres en las universidades, sin embargo la educación superior para las mujeres es peor, se les hace más difícil conseguir una beca para estudiar en el exterior. La oferta académica para las mujeres normalmente se ve reducida a las ciencias o a la docencia y si logran graduarse, se les es complicado conseguir un trabajo. Aquéllas que obtienen un empleo, reciben un salario inferior que el de los hombres, no tienen seguro médico y muchas empresas no están dispuestas a aceptar mujeres por los gastos que eso implicaría como construir puertas separadas para ellas.

Las mujeres se casan muy jóvenes, a menudo todavía siendo niñas, estableciéndose culturalmente los 15 años como una edad prudente para contraer matrimonio. Si una mujer desea casarse con el hombre que ama, debe pedir permiso al mahram y el novio debe ser musulmán.

Las casas tiene dos entradas, una para cada sexo e igualmente la residencia está dividida en dos partes para evitar la interacción entre hombres y mujeres. Si necesitan comunicarse deben usar el teléfono.

En el mundo de la realeza árabe normalmente los matrimonios son morganáticos, es decir, por ejemplo, que el rey puede ostentar el título de Su Majestad pero su consorte uno de menor rango como el de Su Alteza Real o Su Alteza, como ocurre en Marruecos. En este país del norte de África nunca se le dio protagonismo a la esposa del monarca, estaba destinada a vivir encerrada en el Palacio como si su único deber fuera dar hijos a su esposo y criarlos. Este estilo de vida fue tan normalizado por la madre de Mohammed VI, actual rey marroquí, que todavía se desconoce su rostro, nunca asistió a algún evento, ni siquiera a la boda de alguno de sus cinco hijos y cuando quedó viuda hace décadas, optó por el destierro voluntario, el ostracismo absoluto, se compró una mansión en París y desde entonces más nunca se le ha vuelto a ver, su hermetismo es tan fuerte que nadie sabe si todavía sigue viva. Algo parecido ha sucedido con la ex esposa de Mohammed VI, la cual sí era muy activa en la vida social y aparecía frecuentemente en los medios de comunicación pero tras su divorcio no se ha vuelto a saber de ella.