«El año nuevo es un año cualquiera, la diferencia radica en lo que cada uno podemos ir haciendo para que sea diferente».
Por Estela Brioso M
Al llegar esta fecha del año en donde se acerca el final del mismo, seguimos con la celebración de la pascua de navidad, y gran parte del mundo vive la magia de este tiempo. Pues en realidad es un tiempo hermoso donde el corazón se pone por lo general, en modo afecto.
Una de las conversaciones que surgen con mucha fuerza conducen a la unidad en la familia y por qué no, a temas como: las dietas, las metas y planes para el nuevo año, ect., conducta que se repite cada fin de año, y que muchas veces nos encontramos con la frustración de no haber visto realizada ninguna de las metas diseñadas en fechas como esta. No obstante, una vez más queremos apelar a la gratitud y empezar mirando con buenos ojos lo que significó este año para cada uno.
Agradezco
Mucha gente suele decir que el tiempo pasa muy pronto, y en sentido general es cierto, sin embargo, mirándolo detenidamente son muchas las cosas que se realizan desde enero hasta el siguiente enero. Por eso, creo un ejercicio pertinente el poder mirar con dignidad el tiempo que ha transcurrido, las cosas recibidas, las lecciones aprendidas, los deseos concedidos y los sueños cumplidos. Por otro lado, también recordar las metas no logradas, ellas nos indican hacia donde es preciso enfocar las fuerzas y los empeños, los sueños truncados, la confianza debilitada, las confusiones, decepciones y desesperanzas; todo ello es preciso tenerlo en cuenta, pues cada elemento forma parte de nuestro ser.
Integro y dejo ir
Miro con serenidad y evalúo mi año, todas las situaciones que he vivido durante este tiempo han estado guiado por una fuerza que nos trasciende, por eso, es clara la importancia de integrar las cosas que así lo merecen, los aprendizajes, las personas que nos han servido de maestros y maestras, aunque a veces, no nos haya gustado tanto su forma de mostrarnos diferentes lecciones. Integrar los procesos que nos permiten crecer, transformarnos en mejores personas, las oportunidades de servir, de apoyar y de contribuir con un mundo mejor.
Al integrar lo que es necesario también reviso qué cosas cumplieron ya su propósito en mi ser, y de ser así, es un buen tiempo de hacer un cambio y comenzar con nuevos hábitos, diferentes actitudes, nuevas dinámicas de vida, es tiempo de dar las gracias por eso que ya llegó a su fin y dejar ir, pues sólo cuando se da esa dinámica de soltar, entonces puedo estar preparado para tomar lo nuevo. Por eso, dejo ir pensamientos, prejuicios, conductas inadecuadas, hábitos tóxicos, creencias limitantes y mentiras que se convirtieron en verdades.
Este ejercicio me prepara para entrar “vino nuevo en odres nuevos” (Marcos 2, 22) sin el temor de que se rompan los odres y se pierda el vino. En conclusión, el dejar ir nos proporciona una limpieza integral, la cual nos permite habilitar el espacio para integrar lo nuevo.
Tomo lo necesario para continuar el camino
De este año que llega a su final, me preparo para tomar todo lo que me deja un buen sabor, lo que me conduce a una vida mejor, tomo aquello que me abre caminos nuevos, me lanza a nuevas vivencias y por ende a nuevas oportunidades, también tomo lo que me corresponde, lo demás, queda en un buen lugar, y me muestro en gratitud con todo lo que a mi vida llega.
Continúo con una actitud positiva y preparo mi ser a recibir con esperanza el nuevo año que se avecina, busco las razones que me permitirán hacer de éste uno de los mejores años de mi existencia. Por lo demás, el año nuevo es un año cualquiera, la diferencia radica en lo que cada uno podemos ir haciendo para que sea diferente.
Desde el corazón para nuestro sistemas familiares deseamos los mejores momentos de unidad y confianza, para cada persona el encuentro de su propio ser y para nuestro mundo la luz que nos conecta con el amor, la gratitud y la esperanza de una humanidad mejor cada día. En gratitud por el año que culmina y el que inicia, nos deseamos lo mejor.