La escucha inteligente se logra desde que nacemos con varias formas, como son
miradas, sonidos, vínculos (Rincón, L).
Por Estela Brioso Mejía
La palabra “escuchar” viene del latín auscultare (aplicar la oreja) formado de auris (oreja). Otro elemento viene de la etimología y de la raíz “klei” (inclinarse). Esta raíz es
la que da el latín el verbo “clino” (inclinar) es inclinarse. Auscultarse significa inclinarse para aplicar la oreja. (Diccionario etimológico)
En el Diccionario Panhispanico de la duda (DPD) se hace la diferencia entre el oír y el escuchar y que, por ello, oír, es algo más generalizado, escuchar es algo más específico.
Escuchar es poner atención o aplicar el oído para oír a algo o a alguien. Por lo que
escuchar es un acto voluntario e implica intención por parte de una persona escuchante.
José Martínez de Sousa, dice que, para oír basta con tener el oído sano, sin embargo,
escuchar presupone el esfuerzo adicional de prestar atención, más allá que oír los
sonidos que llegan.
La escucha inteligente
La escucha inteligente es esa capacidad de escuchar con todo el ser, desde una postura
abierta, compasiva, atenta, comprensiva, sin juicios ni prejuicios, es todo un arte, desde
luego, este tipo de escucha nos vincula a la inteligencia emocional, la cual nos permite
adentrarnos en la comprensión de las propias emociones y de las emociones de otros y
otras.
La escucha inteligente se aprende y se enseña, nos permite generar mensajes positivos,
con una postura autentica y asertiva, expresando las cosas en el momento adecuado e
indicado.
La escucha inteligente nos lleva a inclinarnos hacia el otro o la otra, nos disponemos a
prestar nuestra oreja, nuestro oído para estar presente en la expresión de la otra persona, dándole a entender que estamos completos para él o ella.
Escuchar en tiempos de crisis
Es muy importante el hacer el ejercicio de escuchar activa e inteligentemente en el
tiempo de crisis, ya que permite poder contactar con las emociones de los miembros del
sistema familiar, en el caso del interior de la familia, y poder tener mejores relaciones
en el espacio de trabajo u otros espacios.
Las crisis, por lo general, conlleva a vivir ciertas inestabilidades a nivel emocional,
puede llegar a darse la baja en el estado de ánimo, la tristeza profunda o la depresión en
algunos casos. Entonces, preguntar y escuchar sobre cómo te sientes? Cómo estás
viviendo este momento de crisis? Y el poder escuchar con paciencia y apertura la
respuesta, es una práctica de escucha inteligente.
Claves para una escucha inteligente
Algunas cosas que permiten cultivar la escucha inteligente en este tiempo:
Usar los mensajes “yo”, por ejemplo, si quiero pedir algo o reclamar en algo a un
hijo/hija, en vez de decirle, “tú nunca haces las cosas bien”, podemos cambiar y
decirles, “yo siento que puedes empezar a organizar mejor las cosas que haces”. Al usar
el “yo” en vez del “tú”, se siente menos acusador, y puede generar una mayor
vinculación.
Comprender lo que la otra persona quiere comunicar sin adelantarse a decirle, “ya sé lo
que me quieres decir”, este tipo de mensaje altera la acción de comunicar y de escuchar.
Permitir que la personas expresen en libertad lo que quieren expresar, esto permitirá
que la persona se sienta más cómoda y segura a la vez.
Motivar a la persona, dejándole claro que puede contar con nuestra ayuda y escucha atenta.
La escucha inteligente nos permitirá llevar mejor este tiempo crítico, nos dejará más
fortalecidos, y en el mundo emocional nos permite estar más seguro y segura, además
de contactar que no estamos solos ni solas en este momento histórico especial.