El consumismo desmedido y el afán de adquirir y tener provisiones es la orden del día en los principales centros de comerciales en Puerto Rico y me imagino en otras jurisdicciones.
Parece haber aunque en cierto modo, una pandemia de expectación, nerviosismo y ansiedad y de pensar solo en el presente, entre muchas personas .
Solo salen a comprar lo que necesitan pero más aún lo que no es necesario, dejando a muchos a la vera del camino.
Porque lo que quieren es copar todo, como si la vida consistiera en poseer y en tener más y más .
Se vive en muchos casos cantidad de vida a través de la edad cronológica, pero NO calidad de vida.
La falta de sensibilidad y humanidad es un reflejo de un deterioro del espíritu en la mente del ser humano.
No hay dudas que estamos ante una de las mayores crisis en el mundo en la época moderna.
El presagio no es nada halagador con la secuela de estos eventos y los que vendrán en el futuro inmediato.
Por lo tanto ¿qué nos queda?
Sino lograr y mantener una introspección que nos ayude a mirar y valorizar las cosas de valor eterno.
En Juan 14:1 Se nos dice:»No se turbe pues vuestro corazón, creed en Dios, creed también en mí.».
Es decir en medio del vendaval de las olas y la turbulencia que vive el mundo hoy día, es momento de reafirmar una fe implícita en las promesas de la palabra de Dios.
Y hacer una decisión por Jesús de entrega, servicio y obediencia a sus preceptos para obtener vida eterna.
AMÉN.