Nueva York.-Cuando chocan corrientes de aire caliente en las costas de África, forman pequeños remolinos que se convierten en huracanes catastróficos. Si lo ocurrido en África nos afecta, lo ocurrido en el Polo Norte también, ningún lugar está lejos.
El miércoles pasado solamente, en Groenlandia se derritieron 11,000 millones de toneladas de hielo. Gigantescos fuegos forestales aceleran el descongelamiento del Polo Norte.
Suiza cubrió sus glaciales con frazadas para evitar que se descongelen. Siberia sufre veranos más largos y calientes, e inviernos más cortos, menos fríos. Antes se descongelaban 3 pies de hielo cada verano, hoy se descongelan 10 pies, muchas comunidades costeras se mudan a las montañas cercanas.
El agua del descongelamiento se desplazará, por gravedad, al sur del planeta.
Nuestras playas pueden desaparecer bajo inundaciones, necesitamos planes de contingencia, con urgencia. El planeta nos está gritando, pongamos atención.
Este año, Constanza y Jarabacoa sufrían las mismas altas temperaturas del verano neoyorquino.
El calentamiento global crea crisis políticas en todo el planeta. Una sequía que duró desde 2007 al 2011 en Siria, los dejó sin alimentos, unos dos millones que se desplazaron buscando comida y chocaron con a Primavera Árabe. La Guerra de Siria la provocó el calentamiento global.
En Centroamérica una sequía, aún persiste en partes de la República Dominicana, produjo una hambruna que empujó a miles a organizarse y huir en las caravanas migratorias. Siguieron crisis políticas en México y la frontera México-Americana.
Los huracanes son más catastróficos, María devastó Puerto Rico, siguieron los actos de corrupción y la crisis política Boricua.
El aumento en los niveles marinos puede inundar playas, destruyendo el turismo, dejando poblaciones hambreadas, desplazadas.
Así como nos preparamos para los huracanes, debemos prepararnos para las casi seguras inundaciones y sus consecuencias sobre las vidas de comunidades costeras, sin pérdida de tiempo.