Por Lily Montaño Grullón
Hoy iniciamos para nuestros queridos lectores esta entrega especial con motivo a la época de Navidad con el objetivo de conectar con el sentir de estas fechas navideñas y tener la oportunidad de generar el renacimiento de algo nuevo en nuestras vidas.
Gran parte del mundo occidental celebra la Navidad que es el nacimiento del niño Jesús para el mundo cristiano, es una época donde también hay cambios de temperaturas en muchas partes del mundo, la gente en cierto modo está más alegre y le gusta compartir ¿Cómo extrapolamos ese sentir al resto del año?
Esa vivencia que en comunidad vivimos en diciembre, es algo natural del ser humano en procesos de cambio. Y el optimismo o la melancolía no depende de la celebración en sí, sino del estado interno de esa persona.
En la época navideña también se ve un gran auge comercial en muchos de nuestros países, hay personas que no cuentan con los recursos para adquirir cosas y se sienten mal por no comprar cosas ¿de qué manera podemos ver la Navidad más como un sentir que como una época de grandes gastos o de impotencia por no poder gastar?
La navidad marca un momento de renacimiento, de volver a elegir una mejor manera de vivir, de cerrar capítulos y abrir nuevos. Para eso no es necesario lo material. De hecho, lo material puede distraernos del verdadero propósito.
¿Por qué algunas personas sin motivo alguno conectan esta fecha con la nostalgia y se sienten tristes?
Porque es momento de detenernos, hay un párate en nuestra rutinas y nos encontramos lo que en otro momento, por estar muy ocupados, no quisimos o no nos permitimos ver. Y cuando ves…vives eso que está esperando por ti: darte cuenta de lo que no está, de lo que acabó, de los que se fueron, de lo que no ocurrió…
¿Qué podemos darnos a nosotros mismos en esta Navidad?
La posibilidad de elegir una manera más consciente de vivir. Es un momento de revisar nuestra vida y revisarnos nosotros, para saber que se queda y que se va. Y, todo lo que no se parezca a nosotros, es el momento de dejarlo partir para hacer lugar para lo nuevo.
¿Cómo conectamos con el espíritu navideño?
Aquietándonos, celebrando nuestra presencia en el mundo y tomando la vivencia de la vida de Jesús como un ejemplo de que al estar en este mundo es posible alcanzar el amor y vivir en plenitud, sin distraernos por lo material o por la negatividad.
¿Una persona que vive sola como puede sentirse en consonancia con estas fechas en un mundo que te bombardea la imagen familiar como insignia de la Navidad?
Esto es más social que real. Las personas que están en paz con ellas mismas se sienten bien. Y si desean estar con alguien se acercan a otros. No necesariamente debemos estar en familia. Los lazos de amor son los que importan.
¿Qué podemos regalar en nuestra interacción con los demás?
Todo lo que nos inspire nuestro espíritu: esperanza, afecto, apoyo a quien lo pide…eso que nos hace sentir bien tanto a nosotros como a quien lo recibe.
¿Qué podemos hacer para iniciar un año pleno?
Animarnos a ser cada vez más nosotros mismos. La autenticidad nos abre las puertas de nuestro destino.