Nueva York.-Los gobiernos y corporaciones reaccionan ante el calentamiento global como las personas en las escenas finales de la película Titanic. La banda tocaba, los borrachos bebían, los negociantes negociaban y alguien intentaba matar a quien le quitó la novia, mientras el Titanic se hundía.
Arde el planeta pero ejecutivos corporativos y políticos, cegados por la avaricia, sólo piensan en acumular dinero. Estos tipos se dejan ahorcar si le compras la soga, dejan que le prendas fuego, si le compras la gasolina y los fósforos.
Mucha gente murió en Europa, la India y Dubai con temperaturas entre 45 y 63 grados centígrados.
Hace unos años, la sequía produjo hambruna y crisis política, el resto es la guerra de exterminio en Siria, y la crisis de refugiados en Europa que desató. La foto de un niño sirio ahogado en las costas del Mediterráneo se volvió viral.
La misma sequía y hambruna empujan las caravanas de migrantes centroamericanos con destino a los Estados Unidos. La foto de un padre salvadoreño y su niña ahogados tratando de cruzar el Río Bravo, recorrió el mundo.
En California una cantidad increible de mejillones se hirvieron en su propia concha, de lo caliente que se puso el Pacífico. Y se produjeron dos temblores de tierra consecutivos. Al sur, en el Pacífico mexicano, cayeron 36 pulgadas de granizo, hielo en pleno verano.
El Gran Combo, como la banda del Titanic, seguirá tocando, pero cambiará letras de su famosa salsa “Si te quieres MORIR sólo tienes que RESPIRAR un Verano en Nueva York”. El calor es sofocante, el aire es tóxico, las autoridades recomiendan que niños, envejecientes y personas con problemas respiratorios no salgan a la calle.
Arde el planeta, la banda sigue tocando, bailemos la danza del apocalipsis, “que siga la fiesta, que vacilón”.