El relato explícito de dos hombres que dicen haber sido abusados durante años por Michael Jackson desde que tenían sólo 7 y 10 años es el tema del polémico documental que estrenó HBO este domingo. Aunque los representantes del legado musical de la estrella y su familia demandaron para evitar que saliera al aire, no lo lograron y el filme ya está causando furor.
«Y luego Michael bajándome los pantalones, quitándome mi ropa interior y bajando a empezar a hacerme sexo oral (…) Rápidamente convirtiéndose en que yo también le hiciera sexo oral a él y para ser honesto y gráfico al respecto: un pene del tamaño de un adulto en mi boca, en la boca de un pequeño de 7 años», cuenta Wade Robson, ahora de 36 años, en un duro fragmento del documental ‘Leaving Neverland’.
Es la historia de dos presuntas víctimas de abuso sexual del ídolo del pop Michael Jackson: James Robson y James Safechuck, quienes aseguran haber sido abusados por él durante años cuando eran niños. Desde el estreno de este filme en el festival de cine de Sundance ha sido calificado como «devastador y muy perturbador».
Los detalles son tan gráficos que durante la premier un productor informó que habría profesionales de salud mental disponibles en el lobby del teatro si se necesitaban, según contó el crítico de cine Kenneth Turan del diario Los Angeles Times. «Es un documental muy intenso», aseguró.
«Contiene descripciones explícitas de abuso sexual que pueden ser perturbadoras para los espectadores», advierten incluso al inicio del filme. Allí se revela el patrón de comportamiento que supuestamente Jackson tenía: la manipulación de estos dos niños y sus familias, a quienes sedujo por su fama hasta su mansión Neverland, donde los padres se alojaban felices entre lujo y diversión, sin pensar lo que les podría estar pasando a sus hijos a unas cuantas puertas de distancia.
Los protagonistas no se quedan cortos en detalle y exponen cosas alarmantes como un sistema de campanas que tenía el artista para alertarlo si alguien se acercaba al cuarto (donde estaba teniendo relaciones sexuales con ellos) o la simulación de una ceremonia matrimonial con uno de los menores en la que hubo hasta anillo de oro y diamantes.
Jackson, quien murió a los 50 años en 2009, fue acusado en vida y hasta llevado ante la justicia por denuncias similares de abuso sexual infantil, de las cuales siempre logró salir invicto. Incluso, durante un juicio en 2013, Robson y Safechuck negaron haber sido víctimas de abuso del músico.
«Ambos declararon bajo juramento que estos eventos nunca ocurrieron. Además, no han proporcionado una sola evidencia de sus acusaciones, lo que significa que toda la película depende únicamente de la palabra de ellos dos», dijo en un comunicado la entidad que administra el legado del artista, que ha negado todas las acusaciones y ha dicho que se trata de un «intento patético de conseguir dinero fácil con el nombre de Michael Jackson».
Tanto los representantes como su familia intentaron evitar que el documental saliera al aire, demandando por 100 millones de dólares a HBO y su compañía matriz Time Warner. Pero no lo pudieron impedir: la dos partes en que se divide el filme de cuatro horas ya están disponibles en HBO Go y HBO Now.
Los asiduos fans del cantante también han salido en su defensa a través de redes sociales y han creado la web www.mjinnocent.com para argumentar las razones por las que aseguran que su ídolo es inocente, bajo el lema «los hechos no mienten, las personas sí».
Pero para muchos otros se trata de una revelación que parte la historia en dos y les ha quitado una venda de los ojos. La historia ha logrado ser tan convincente, que los críticos de cultura y arte empiezan a pronosticar el impacto que tendrá en el legado del ‘Rey del pop’.
«Los profundos testimonios de Robson y Safechuck recibieron ovación de pie después de la proyección. Hay muchas cosas de las que hay que hablar, pero diré esto: es un documental devastador, pero sobre todo, muy creíble», advirtió el periodista de BuzzFeedNews Adam B. Vary.
Dos niños (y sus familias) que se deslumbraron al conocer a Michael
«Todos querían conocer a Michael o estar con Michael. Y de pronto le gustas», así inicia su testimonio James Safechuck, ahora de 41 años. Él conoció a Jackson cuando tenía 10 años e hicieron un comercial de Pepsi juntos. El cantante se ganó su confianza y la de su familia, por lo que rápidamente terminó acompañándolo en sus giras artísticas.
Su madre, Stephanie, cuenta cómo Michael se convirtió como en otro hijo para ella, pasaba bastante tiempo con ellos en su humilde casa de Simi Valley, California, y expone todos los lujos a los que podían acceder por estar junto a la estrella. Durmiendo en suites de hoteles alrededor del mundo, ella fue siendo alojada en habitaciones cada vez más lejos a la de Jackson, donde siempre se quedaba con su hijo James.
Por su parte, Wade Robson vivía en Australia y era el mejor imitador de Michael Jackson en su país. Sus sueños de convertirse en bailarín y coreógrafo se empezaron a hacer realidad cuando a los 7 años ganó un concurso de baile en el que el premio era conocer a su ídolo: su vida cambió desde ese momento (para bien y para mal). Un par de años después su madre se mudó a Los Ángeles con él y su hermana creyendo que Jackson convertiría a su hijo en una estrella.
La similitud de los relatos de las madres impresiona también a la audiencia: ambas cuentan cómo el artista pasaba tiempo con sus familias, llamaba a sus casas para hablar largas horas con sus hijos, pero a la vez con ellas y eso hizo que desarrollaran una relación casi de madre-hijo con la que se ganó su total confianza.
«Él era un hijo del que empecé a cuidar. Pasaba la noche en la casa, le lavaba su ropa», cuenta Stephanie Safechuck.
Una «boda» simulada con un niño
Sin duda una de las escenas más intensas y perturbadoras de la primera parte del documental es cuando James Safechuck confiesa que su relación con Jackson era de pareja y no solo por el afecto que había entre ambos: cuenta que se «casaron» en una «boda» simulada en la habitación de Jackson, en el que le entregó un anillo de oro con diamantes.
Safechuck saca una cajita con anillos, que sorprendentemente todavía conserva, y enseña tembloroso el anillo de su «matrimonio» con el cantante para el asombro de la audiencia. En ese fragmento relata que intercambiaron votos matrimoniales y que el anillo lo compraron juntos, pero fingieron que era para alguien más cuando fueron a la joyería.
«Pretendíamos que a mi pequeña mano le serviría el anillo de la mujer para la que lo estábamos supuestamente comprando», recuerda. «Me gustaban mucho las joyas y él me recompensaba con joyería por hacer actos sexuales con él».
Neverland: la mansión ‘encantada’
La extensa propiedad de Michael Jackson, Neverland –un complejo con varias casas que tenía un parque de diversiones, un zoológico y hasta una estación de tren– es el epicentro de las acusaciones de Robson y Safechuck. Es descrito como el perfecto lugar para divertir a pequeños y grandes, pero sobre todo para alejar a los niños de sus padres sin levantar sospechas por lo inmenso que era.
Allí es donde más tiempo pasaron ellos con el cantante, solos en su habitación o en alguno de los escondites preferidos de Jackson. Las familias eran alojadas en la casa de huéspedes, que quedaba separada de la principal, donde se quedaban los niños con él.
Detalles perturbadores
Otra de las secuencias más impactantes es cuando Safechuck hace un recuento de los lugares en Neverland donde dice haber tenido sexo con el artista: sobre una cobija en el clóset de Jackson (desde donde podían escuchar las campanas de un sistema que había diseñado para alertarlos si alguien venía), en un cuarto privado de la sala de cine, en el ático, en un castillo del parque temático de diversiones, en un cuarto arriba de la estación del tren, en la piscina (…).
«Pasaba cada día. Suena enfermo, pero cuando estás empezando a salir con alguien, lo haces mucho», explica este hombre que hizo énfasis en la relación de pareja que tenía con el cantante, donde había tanto sexo como amor y él –siendo solo un niño– no se daba cuenta de la manipulación.
Según su relato, la estrella del pop hacía «simulacros» en los que pretendían que alguien venía y se tenían que vestir lo más rápido posible sin hacer ruido. Le decía que si alguien se enteraba, sus «vidas estaban terminadas».
Robson también cuenta sobre las advertencias similares que todo el tiempo le hacía Jackson de las graves consecuencias que habría si se enteraban de la relación entre ellos dos. «Si alguien se entera de que estamos haciendo estas cosas sexuales, iríamos a la cárcel por el resto de nuestras vidas», señala el australiano.
Safechuck y Robson hablan cada uno por separado, largo y tendido, sobre sus experiencias individuales con la estrella del pop, recordando los abusos y el tipo de relación que tenían con él. Sin embargo, llama la atención las similitudes de sus relatos, muchas veces en los detalles más perturbadores: por ejemplo, ambos aseguran que Jackson les pedía que se pusieran en cuatro para poderlos mirar desde atrás mientras él se masturbaba, también que le rozaran sus pezones; les hacía sexo oral y les pedía que ellos le hicieran lo mismo; les mostraba pornografía.
Ambos dicen que este abuso sucedió durante años. También señalan que un día cualquiera fueron «reemplazados» por otros niños: se sintieron desplazados por otros menores que llegaron a la vida de su ídolo de maneras similares a la de ellos. Safechuck aún recuerda el día en que se durmió llorando en el sofá, porque otro niño ahora estaba en la cama de Jackson