Por : Domingo Caba Ramos.
«Mi abuela siempre decía que había que acabar con los uniformes que le dan autoridad a cualquiera, porque ¿qué carajo es un general desnudo?»
(Facundo Cabral)
Desde que a un dominicano le enganchan un arma de fuego en la cintura y lo enfundan en un uniforme policial, parecen decirle: «Ya tú no eres una persona común, tú eres un jefe, una autoridad, tu humildad debes sepultarla. Por tanto, contigo hay que tener cuidado, y cualquier conflicto que te afecte, debes siempre resolverlo de manera violenta o diferente a como lo resuelve el ciudadano común ; pues de lo contrario, tú no parecerías policía ni autoridad. Para tal fin, te estamos entregando esa arma. Sin hablar mucho, si tienes que golpear, golpea, si tienes que matar, mata… No olvides que tú eres un policía »
Por esa razón, cuando a un ciudadano común lo chocan o le rozan el vehículo, en la mayoría de los casos se desmonta de este, habla y hasta discute con quien le produjo el daño; pero no más de ahí. Cuando es a un policía o militar a quien le chocan o rayan su vehículo, especialmente si es oficial, se desmonta con pistola en manos, insulta, golpea, hiere o mata al otro conductor. Sencillamente, porque él es policía, y al policía hay que respetarlo y, por tal razón, aunque no haya habido descuido ni dañina intención, no se le puede rayar ni chocar su vehículo. Si no reacciona arrogancia violencia y poder, ese policía entiende que no es policía ni autoridad.
Cuando a un ciudadano común, varios delincuentes intentan atracarlo, este entrega todas sus pertenencias a dichos atracadores para evitar ser asesinado. El policía, más si tiene rango de oficial, enfrenta a los delincuentes, pues si se humilla ante estos para preservar su vida, considera que ya no parece policía ni autoridad. De ahí que en la mayoría de intentos de atracos, los policías resultan muertos.
De manera que no solo fue el agente que salvajemente asesinó a la joven arquitecta. A cualquier policía que usted le choque o raye su vehículo, prepárese, que palo, insultos o tiros usted va a recibir, mucho más si ese agente está acompañado de otro agente. Porque para nuestros policías, solo el ciudadano común, cuando recibe un daño involuntario, debe reaccionar civilizadamente o en forma racional. El policía debe demostrar que es policía, que es una autoridad y, por tal motivo , prefiere poner de manifiesto esa autoridad, hablando más con la pistola y la macana que con la palabra.
Cuando el policía anda sin el uniforme y sin el arma de reglamento, se comporta como un manso corderito; pero desde que su cuerpo siente el calor de la tela gris o del recio cañón de la metralleta y la pistola, su ego se transforma de repente y se convierte en una verdadera fiera enjaulada.
Semejante conducta se repetirá en nuestro país, hasta que en el cuerpo policial se continúe “enganchando” gente carente por completo de sentido humano, conciencia cívica, valores éticos, saneada estructura mental y la debida formación académica.