Por Dominga Valdez
San Juan, Puerto Rico.- A un año del paso del huracán María por la isla, ciudadanos de Puerto Rico, Italia y República Dominicana, ofrecieron sus opiniones del aspecto positivo y negativo que nos dejó el fenómeno que devastó la isla del encanto.
Aquí sus expresiones:
La doctora Maribel Ortiz Colón, Directora de la Oficina para Asuntos de las Personas con Impedimentos del Municipio Autónomo de Humacao, manifestó que aprendió del Huracán María, a sobrevivir ante una emergencia y ante la necesidad como persona con impedimentos.
“El huracán María, me hizo mejor persona, dejando de ser para mí y ser para otros, aprendí también, aceptar el plan divino, cuando pierdes y duele en el alma, porque perdí a mi mamá, pero te toca continuar, en mi trabajo tuve que visitar y entrevistar personas con impedimento que además de perder sus casas, tambien enfrentaron la pérdida de sus equipos asistivos, como fueron sus sillas de ruedas, oxígeno, fue muy dura esa situación”, dijo.
Por su parte, la periodista boricua Ana Hilda Pena, expresó que “Del huracán María, aprendí a vivir con lo necesario, en general, afianzó el orgullo patrio, lo que representamos enarbolando la bandera puertorriqueña por cada esquina, también reafirmó nuestra fuerza interior, esa capacidad de reinventarnos ante la adversidad”.
La artesana Adalberta Plugia, procedente de Italia, y residente en Puerto Rico, manifestó que ” Ese fenómeno además de vecinos nos volvió familia, en mi edificio, nos unió más, todos nos colaborámos en la necesidad que hubo, pero aún hay mucho temor de que sí venía otro huracán, temor tienen al salir a las calles la población envejecientes, la recuperación de Puerto Rico es lenta, se marchó mucha gente, ahora la gente está más precavida”, agregó.
El abogado dominicano licenciado Domingo Bonilla, dijo que ” El huracán María, nos hizo aprender lo que es la palabra solidaridad como pueblo, los vecinos en sus comunidades se encargaron de limpiar sus calles de cables y árboles en el suelo, las familias compartieron más y por el colapso de las comunicaciones y la falta de tecnología y energía eléctrica, vecinos que nos se conocían empezaron a comunicarse, fue muy importante lo que se sucedió durante el huracán, familia y vecinos unidos conversando y compartiendo lo que había”
Francisco Pérez, entrenador de atletismo expuso lo siguiente ” Ese huracán fue una lección de vida muy grande, fue horrible ver la pista de atletismo destruida y yo recién operado, tenía agua almacenada y una planta eléctrica que compartía con mis vecinos, fue una supervivencia grande, una experiencia de unión donde les enseñé a mis vecinos a comer guandules con coco, jugamos dominó, volvimos a los tiempos a oscuras de antes allá en la República Dominicana”.
Héctor Omar Martínez, presidente del Movimiento de Solidaridad Humana, capítulo de Puerto Rico, enfatizó. “Ante un país que estaba pasando por una gran recesión económica fuerte, ese huracán agudizó la crisis en todos los aspectos, pero la parte positiva fue la unión como pueblo donde llovió la hermandad, fortaleció la solidaridad humana que debe prevalecer aunque no pase ninguna catástrofe, este huracán derribó puentes materiales, pero construyó puentes humanos en aras de la solidaridad”.
Cristián Sánchez líder comunitario y dirigente de Pequeñas Ligas en el pueblo de Río Piedras, apuntó que ” Aprendí que tenemos que economizar no sólo dinero, sino comida y agua, conocí de cerca a mis vecinos compatriotas y nos pasamos comidas y cables de la planta para que no estuvieran a oscuras y que la unión hace la fuerza, el comercio bajó mucho, se levanta despacio, pero algo se vende, en Río Piedras que estaba flojo desde antes de la tormenta, muchos negocios cerrados por la crisis económica y altas rentas de los locales, pero nada estamos vivo y hay que seguir luchando”. finalizó el también vendedor de productos dominicanos en el Paseo de Diego del pueblo de Río Piedras.
Los entrevistados valoraron la unión entre sus vecinos y comunidades, porque hasta de las tragedias y catástrofe se aprende siempre algo positivo, a un año después del huracán María, aún hay pueblos esperando por el arreglo de su puente colapsados esperando la energía eléctrica o simplemente que le remuevan su toldo azul.