Fuente: casoacaso.net
Cualquier persona está vulnerable a ser secuestrada en Haití: Niños, adolescentes, mujeres, hombres, profesionales o no, ricos o pobres. Morir a manos de una pandilla, es un riesgo de todos los días en las calles de Puerto Príncipe.
En las redes sociales proliferan los anuncios de familias que piden ayuda para encontrar a sus parientes, pues el caos de la violencia e inseguridad que promueven las pandillas, no es controlado por las autoridades y la gente ha perdido la confianza y utiliza sus propios medios para buscar soluciones.
El tema ya alcanza cobertura de la prensa internacional, que reporta que en el 2020 los casos de secuestro se triplicaron, teniendo más de mil secuestros, una cifra alarmante cuando en países como México con una población aproximadamente 11 veces mayor que Haití, el mismo año hubo 1,1 51 casos, según publica el periódico Milenio de México.
En marzo del 2020 trascendió la noticia del secuestro por hombres armados al médico Jerry Bitar, director de uno de los principales hospitales de Haití, el Bernard Mevs, lo que causó múltiples protestas en Haití. El doctor fue liberado luego de negociaciones del gobierno haitiano con los pandilleros.
Evelyne Sincère, una estudiante haitiana de 21 años de edad, no corrió con la misma suerte, fue secuestrada en noviembre del 2020 y posteriormente asesinada y abandonada en un basurero con severos signos de violencia. Los medios haitianos, han establecido que los secuestradores pedían 100 mil dólares y la familia sólo logró reunir 15 mil. La sociedad haitiana cada vez está más conmocionada con la poca piedad de los pandilleros.
Los casos de secuestros y violencia en general, persisten en Haití y de hecho han tocado a ciudadanos extranjeros, el 11 de abril del 2021, cuando 10 franceses, religiosos de la iglesia católica, fueron secuestrados, provocando múltiples protestas en Haití, que llamaron la atención a nivel internacional y casi 20 días después fueron puestos en libertad, se desconoce si desde la Iglesia Católica se llegó a pagar el rescate. Pero antes de este secuestro ya había habido dominicanos afectados por esta violencia. Uno de los casos que obtuvo más cobertura mediática fue el de los hermanos Maicol Enrique y Antonio Campusano Féliz, quienes desaparecieron el 20 de febrero del 2020, mientras se encontraban trabajando en Haití en el rodaje de una película. Fueron dejados en libertad a principios de marzo del mismo año, luego de la intermediación del gobierno dominicano con el de Haití.
Las pandillas, en la búsqueda del control de los barrios de Puerto Príncipe, a mediados del mes de mayo del 2021, han quitado la vida a unas 40 personas, 15 han resultado heridas y decenas de casas han sido destruidas durante estos enfrentamientos.
Los haitianos ven como las bandas operan con total libertad y muchos creen que estas son apoyadas por el gobierno a partir de varios indicios.
La desconfianza alcanza a la propia policía haitiana, que en lo que va de año han perdido 30 miembros en esta lucha, donde algunos, incluso, han sido hasta quemados.
Los jefes de las pandillas todo el mundo los conoce por sus nombres, uno de ellos era un policía, quien fuera expulsado de las filas en el 2018. Se trata de Jimmy Cherizier, quien hace vida pública en redes sociales, incluso ha habido polémicas en Haití porque hasta sale en los medios de comunicación y en un hecho sin precedentes, al menos en la región, la Comisión Nacional de Desarme, Desmantelamiento y Reinserción, una entidad del gobierno, respaldó la creación de una Federación de Pandillas, lo que les permitiría tratar con un solo interlocutor facilitando su trabajo para lograr la paz, pero el G9 ha fortalecido las pandillas y se han atrevido a marchar armados por las calles de Puerto Príncipe en protesta para conseguir un reconocimiento legal. Algunos haitianos entienden que ya no hay otra salida que la intervención internacional.
El pueblo común, sin importar el estatus, está viendo como opción inmediata al caos que vive su país, salir de Haití.
Esta situación ha convertido algunos poblados haitianos en comunidades fantasmas.
Para el historiador Manuel Nuñez, siendo Haití, un país que comparte frontera con la República Dominicana, y donde actualmente el secuestro se ha convertido en una industria, esa inestabilidad pudiera afectar incluso nuestro turismo, y poner en riesgo nuestra seguridad nacional.