Por SUCRE VASQUEZ
EL PRECIOSO encanto de la discrepancia se manifiesta en la
democracia como eje de este sistema, en la cual se puede vivir
sin inclinación reverente a un dogma, en libertad de pensar y sentir. Esta formula aplicada en parejas, amigos y la sociedad en general abre el camino de la convivencia, de la felicidad.
Vivir esta brevedad de tiempo en armonía, con respeto al derecho individual al trabajo, al pensamiento y la movilidad social es el factor predominante en la sociedad de derechos y deberes a que se aspira legítimamente, sin utopías.
Paralelamente con el escenario de equidad, hay que llenar los altares con flores frescas, en un oficio diario, permanente, de predicar con el ejemplo, sin devolver el daño, el insulto y edificar cada día con una piedra el basamento del objetivo, la meta, que hemos trazado en los sueños, en la fe. Mantener viva la ilusión se logra con las flores de convicción y confianza en el Creador.
Resultado directo del prodigio de la comunicación moderna es la gran vitrina, donde el individuo se muestra tal como es, pero también se puede diferenciar la paja del grano, las acciones truculentas, demagógicas, de los políticos en general, que viven de la imagen falsa, presentando una cara maquillada, para ocultar el verdadero rostro de la codicia, la estafa y el engaño.
Igual los grandes señores del dinero, con las tramoyas que arman, en combinación, en mezcla perfecta con los políticos turbios, para emborrachar de ilusiones a la gente, noble, ordinaria, con promesas falsas y quimeras. Sin embargo, la herramienta de la comunicación masiva, abre una esperanza concreta: ya a estos malandrines se le ha complicado el juego de ofrecer agua fresca y en vez, lo que brota es un chorro envenenado.
Ofrecen el edén y democracia popular, pero al final usurpan el poder y aprietan el torniquete hasta que la masa queda exhausta, sin esperanza de vivir dignamente. Sin embargo, la luz de la imagen real (posible por la comunicación moderna ) expone, al minuto, en directo, la injusticia, los crímenes, los robos y las mentiras de estos falsos redentores. El tiempo que viene será mejor porque ya nadie detiene la onda expansiva de la libertad.